Hacia Dónde me Dirijo?
Por Abba Jimmy (Theoloscience).
Algunas consideraciones y acciones para caminar en la mejor dirección guiados con la mejor Brújula.
[Jesús] también les contó una parábola: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un pozo? Un discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que esté completamente capacitado será como su maestro. ¿Por qué ves la paja que está en el ojo de tu hermano, pero no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la astilla que tienes en el ojo’, cuando tú mismo no ves la viga que está en tu propio ojo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano (Lucas 6:3942).
Nadie que no se deje guiar por el Maestro llegará a ser un buen guía de otros. Dios es el que puede y sabe como guiarnos por esta vida hacía la verdad, la santidad, la libertad de los hijos de Dios y hacia nuestra Patria definitiva.
Jesús nos ha dado el Evangelio; El es el Evangelio. El Evangelio de Jesús tiene el poder para guiarnos por la verdad y a la verdad; lo cual nos dice que nosotros los seres humanos necesitamos dirección. Nosotros necesititamos saber de dónde venimos, dónde estamos, para dónde vamos y cómo llegar allá.
Este Evangelio nos interpela a observar la dirección que le estamos dando a nuestra vida. Cuando leemos este pasaje del Evangelio (Lucas 6:39–42), preguntas como estas son necesarias: En qué dirección estoy caminando? Hacia dónde me dirijo? Cuál es mi meta definitiva? Y todo lo que hago durante el día, contribuye a acercarme a mi meta, o me aleja de ella? Pero una pregunta super importante es esta: Cúal es mi meta? Está Dios en mis planes?
Todo este ajetreo, prisas, estrés, cansancio, tiene sentido en mi vida? Qué quiero? Qué busco? Es lo que yo quiero lo mismo que quiere Dios para mi? Es lo que busco lo mismo que quiere Dios que yo busque? En que gasto mi energía? Estoy creciendo, estoy madurando como un discípulo de Jesús? Estas y otras preguntas parecidas nos pueden ayudar a reflexionar, a evaluar y a revisar la dirección de nuestra vida y compararla con la dirección que debe llevar de acuerdo al plan que Dios tiene para nosotros.
Creo que la vista de los ojos, en este Evangelio es una metafora para significar la luz, la iluminación de la consciencia y la rectititud en la razón. Una consciencia iluminada por la Palabra de de Dios es una consciencia que sabe hacia dónde se dirige. En cambio la consciencia que todavía no a recibido la luz del Evangelio está a obscuras. El que no ve, no sabe por dónde va, ni hacia dónde se dirige; mucho menos sabe porqué caminar en cierta dirección.
Esto lo leemos en este pasaje del Evangelio:
[Jesús] les hizo también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo», tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Pero, si nos dejamod formar por el Evangelio, llegaremos a ver como Jesús ve, a pensar como Jesús piensa, a querer las cosas que Jesús quiere — sobre todo, hacer en todo la voluntad de su Padre; cuando el Evangelio impregne todo nuestro ser y nos salga hasta por los poros, entonces seremos como Jesús. Pero, por ahora tenemos que reconocer que somos discípulos y que Jesús es el Maestro. Una cosa más, hay que pasar de ser discipulos principiantes, a discípulos intermedios, para luego llegar a ser discípulos avanazados — es aquí, a este nivel, cuando comenzaremos a parecernos más a Jesús.
¿Qué acciones podemos tomar para crecer como discípulos de Jesús?
Aquí hay algunos ejercicios prácticos para nosotros:
Acción #1: En medio del ajetreo y el bullicio de esta vida acelerada, coloca tu cuero en una postura reverente. Puede ser por la mañana, al mediodía, por la tarde o por la noche. Me ayuda lavarme las manos con agua y jabón antes de hacer este ejercicio.
Acción #2: Con tu imaginación, pon a Jesús frente a ti, y ponte frente a Jesús. Invoca su presencia diciendo palabras como estas: Jesús, Hijo de Dios, aquí estoy contigo. Gracias por estar conmigo. Con los ojos cerrados, mira a Jesús.
Todos experimentan las tentaciones de diferentes maneras y grados. El enemigo de Dios conoce nuestras debilidades. Ahí es donde ataca el enemigo. Entonces, ¿qué hacer cuando surge la tentación?
Acción #3: Resiste la tentación con el poder de la gracia divina, invocando la asistencia del Espíritu Santo, abre la Biblia y lee el Evangelio para que la tentación se disipe.
Acción #4: Estar presente en la comunidad, familia o grupo. Haz tu mejor esfuerzo para llegar temprano. A ver si puedes ayudar en algo. Acércate a las personas, míralas a los ojos y escucha atentamente lo que te están comunicando.
Acción #5: Participar activamente en la Liturgia Dominical de la Iglesia. La participación activa aquí significa compartir los dones que Dios te ha dado con la asamblea.